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domingo, 27 de febrero de 2011

Consejos: ¿Infidelidad por Internet?

¿Infidelidad por internet? A ti mujer:
Sí, a ti mujer que me lees, que tienes un sufrimiento en tu corazón, a ti que primero secas tus ojos para leer estas líneas.
Soy una mujer como tú, con un corazón que sufre y llora ante los embates de la vida, aquí en este momento, te hago una pregunta y me pregunto a mi misma:

¿Será que nos gusta llorar?¿Será que somos tan cobardes que muchas veces preferimos vivir de una mentira para sonreír y fingir que somos felices? ¿O preferimos la verdad aunque nos destroce el corazón en mil pedazos?
Tienes un hombre a tu lado, pero para ti parece no existir porque vives una fantasía, ¿o deberíamos llamarlo “amor por Internet”?, ¿o lo llamamos infidelidad?
¿Acaso no te das cuenta del daño que te haces? Buscas en horizontes desconocidos, lo que tienes a tu lado, y te arriesgas aun sabiendo que contigo están los que te aman: padres, hijos, amigos y muchas veces también está tu esposo.
Tenemos a nuestro lado tantas cosas reales, esas pequeñas y grandes cosas que pueden hacernos felices.
¿Por qué entonces, abrazamos una fantasía o una infidelidad? Pero seguimos ahí, y al hacerlo ponemos en peligro nuestra realidad.
Vivimos una falsedad que luego se convierte en lágrimas, lamentos y recuerdos que nos atrapan por el resto de la vida.
Decimos “Me dijo que me amaba y yo le creí”, colocándonos el rol de “victimas engañadas”.
Cuando despertamos del sueño, la fantasía se convierte en pesadilla, con más inseguridades, y lloramos. Lloramos lágrimas de arrepentimiento, por no saber amar a quien estaba a nuestro lado y que sí era merecedor del amor de mujer, de esposa, y de amiga.
¿Cuánto más tenemos que aprender, cuánto más tenemos que leer, escuchar, y hasta ver para darnos cuenta de que difícilmente el verdadero amor se encuentra por Internet o con un amante de ocasión?
¿No te das cuenta que estás buscando lo que no se te ha perdido, en brazos de otro infiel como tú? Muy en el fondo, sabemos cual será el final.
Pensemos entonces en nosotras mismas, en las personas que realmente nos aman, que es mejor luchar por ser felices con lo nuestro, sin tratar de alcanzar lo que no tenemos y que nunca será nuestro.
Y así, al apagar la luz, se dibuje una sonrisa de satisfacción, en lugar de sollozos apagados del corazón.
Tú mujer, sí, tú mujer que me lees:
¿De la vida qué esperas?
¿Qué le has dado a la vida?

Con amor para ti, mujer:
Amanecer cautiva del amor.

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